4.1 Origen del dinero

Origen del dinero

En la actualidad, todos tenemos asumido cuál es la función de una moneda o billete como medio de intercambio. Nosotros, como consumidores, entregamos una cierta cantidad de ese papel a cambio de la adquisición de un producto o prestación de un servicio, puesto que tanto el oferente como el consumidor lo aceptan como medio de pago. Sin embargo, a lo largo de la historia de la humanidad, no siempre ha sido así.


Vayamos con un poco de historia para ilustrar el origen del dinero. Hace mucho tiempo, mucho antes incluso de nacer las primeras monedas allá por el Siglo VII A.C., en el Reino de Lidia existía una forma de intercambio denominada trueque, que simplemente consistía en el intercambio de un producto por otro que interesara a ambas partes. Esta forma de pago tenía el problema de que no siempre se encontraban productos que satisfacían a ambas partes, y por tanto no se podía llevar a cabo el intercambio; es decir, el trueque tenía el problema de que rara vez se producía la doble coincidencia de necesidades.

Por este motivo, era tremendamente complicado encontrar alguien que quisiera intercambiar el producto que se demandaba, y que a la vez estuviese interesado en el producto que se ofertaba. Con el objetivo de salvar este problema, se comenzaron a establecer los primeros mercados en los cuáles se iban ofertando productos de personas que llegaban desde puntos muy diferentes. Poco a poco, y debido al perfeccionamiento de las sociedades, se comenzaron a perfeccionar los medios de pago, en primer lugar ofreciendo una cierta cantidad de un producto por otro, comenzando así a dar cierto valor a los bienes en comparación con otro bien; por ejemplo, intercambiar tres conejos por una vaca.
Poco después se comienza a intercambiar los productos por algunos bienes de consumo general para toda la población,  y así se empezaron a utilizar cacao, ostras, sal e incluso el ganado como medios de intercambio. Se puede decir que estos bienes fueron el primer medio de intercambio admitido por la población, es decir, el primer dinero. El mayor problema que tenían es que se trataba en su gran mayoría de productos perecederos y que, por tanto, se deterioraban con el tiempo. Después de muchas experiencias con diferentes bienes que actuaban como medio de intercambio, se llegó a la conclusión de que los bienes que mejor servían para actuar como medio de intercambio eran los metales preciosos.
Por ejemplo, el oro era un bien no perecedero y además escaso. Pero los metales preciosos también tenían problemas, el mayor era que eran fácilmente falsificables, porque se podían hacer aleaciones con otros metales de peor calidad, y que daban la sensación de ser realmente metales preciosos. Para evitar esto, las autoridades empezaron a acuñar las primeras monedas de oro y plata, a las que imprimían su sello para garantizar su oficialidad.

Y así es como aparecieron las primeras monedas, dándoles el valor intrínseco que la autoridad acuñaba realmente. Poco a poco, los ciudadanos fueron aceptándolas y asumiéndolas como medio de pago oficial, los oferentes ponían un precio a sus productos y los consumidores las pagaban con las monedas de curso legal, y en muchos momentos forzoso. De hecho, la palabra dinero viene de una de esas monedas, concretamente la que se usaba en la Roma antigua, el denarius.

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